20 de septiembre. El espectáculo que ofreció anoche Rafael de Utrera en el auditorio Nissan Cartuja de Sevilla, dentro de la Bienal de Flamenco, fue un testimonio de vida, de tradición, de lamento y de fiesta, generando un cúmulo de emociones en lo más profundo de los asistentes, una propuesta (“Fui piera”) que el cantaor utrerano desarrolló con arte y buen gusto, rindiendo homenaje a las grandes figuras del flamenco y a los cantes de su tierra.
Así, los asistentes al estreno de Rafael de Utrera pudieron disfrutar de palos flamencos como como tonás, tientos, vidalitas, seguiriyas, bulerías y rumbas, en los que el cantaor utrerano estuvo acompañado por las guitarras de Pepe Fernández y Ñoño Santiago, la percusión de Paquito González, las palmas de Diego Montoya, Manuel Cantarote, Rafa Usero y Juan Carlos Usero, actuando como artistas invitados Carmen Lozano, Raúl Rodríguez y Dani de Morón.
La actuación se inició con la toná que le da nombre, la copla de Mercedes Fernández Vargas, La Serneta, «Fui piedra y perdí mi centro y me arrojaron al mar y a fuerza de tanto tiempo mi centro vine a tomar», teniendo como fondo una proyección en el escenario de diferentes imágenes de esculturas, que como una metáfora de vida fueron cambiando unidas por un hilo conductor de dibujos y pinturas, bajo la dirección artística de Paco Pérez Valencia.
En el centro de la escena, estuvo presente en durante todo el espectáculo un capote de paseo del torero Sebastián Castella con la imagen del Nazareno, que arropó al cantaor de Utrera. Otros detalles toreros como
la chaquetilla que vistió Rafael con machos y hombreras, el chaleco y los detalles de las zapatillas, destacaron la afición del cantaor por la tauromaquia en su atrezo, señalando que su actuación era como enfrentarse a “seis miuras”.
En su recorrido biográfico, afloraron las cantiñas y alegrías, narrando con estos palos su infancia, «Yo vengo de Utrera, nací en el número 3 postigo de la calle Nueva», para continuar con la “vidalita, y mostrar después la tristeza, mediante la seguiriya que bebió de Perrate. En la pantalla aparece «Mi pena era más grande porque va por dentro', mientras se desgarra «Dejadme que llore que quiero llorar, que se me ha muerto mi padre y no lo veo más».
Después de levantar al público de sus asientos con esta actuación, se inicia una parte más festera, de bulerías, que Rafael de Utrera denomina “los cuatro pilares”, en la que tributa un homenaje a Fernanda, Perrate, Curro de Utrera y Enrique Montoya, llegando uno de los momentos más emocionantes de esta parte cuando el cantaor entona la plegaria a la Virgen de Consolación, patrona de su pueblo, encandilando al auditorio.
Otros momentos cumbres de concierto, se produjeron cuando Rafael se arranca por Bambino, con rumbas como 'Procuro olvidarte', 'La pared', 'No me des guerra', contando con la colaboración del hijo de Martirio, Raúl Rodríguez, Dani de Morón, y la bailaora de Morón, Carmen Lozano, que brindó una actuación en el tablao llena de arte y temperamento, poniendo de pie a los asistente, y ofreciendo un memorable espectáculo.
Fuente: José Manuel Brazo Mena